“El acoso escolar”: enemigo silencioso de la formación integral de los estudiantes
Por Dominique Valencia, DECE
El acoso escolar, también conocido como bullying, es un grave problema que afecta a estudiantes de todas las edades. Este fenómeno social se diferencia de otros tipos de violencia por tres características específicas: existe un desequilibrio de poder, es reiterativo y tiene una intencionalidad clara de causar daño.
Puede tomar muchas formas, incluyendo el acoso verbal, físico, emocional y cibernético. Los estudios sobre esta problemática, han evidenciado que a lo largo de los años, estos comportamientos antisociales han ocasionado graves daños emocionales y físicos a los estudiantes objetivo, generando incluso, en algunos casos, desenlaces trágicos como el suicidio.
En el Ecuador, varios centros educativos han implementado políticas y campañas antiacoso para intentar reducir el problema. Sin embargo, la falta de denuncia por parte de la víctima y los espectadores, por causas como el miedo de hablar de su experiencia y las consecuencias sociales que podrían resultar de hacerlo, entorpecen los esfuerzos para realizar una detección e intervención oportuna haga frente a esta problemática.
Desde un enfoque integral del fenómeno, es importante destacar que el acoso escolar no sólo tiene efectos negativos en los estudiantes objetivo o víctimas directas, sino también en los acosadores y la cultura escolar. Los niños que acosan a otros son más propensos a tener problemas emocionales, sociales y académicos.
Desde un enfoque integral del fenómeno, es importante destacar que el acoso escolar no sólo tiene efectos negativos en los estudiantes objetivo o víctimas directas, sino también en los acosadores y la cultura escolar. Los niños que acosan a otros son más propensos a tener problemas emocionales, sociales y académicos.
Para combatirlo, es importante que las escuelas implementen políticas claras y trabajen constantemente para crear una cultura escolar más positiva, inclusiva y tolerante, con la implementación de planes concretos y programas de prevención que promuevan e incentiven principios como la diversidad, tolerancia y empatía.
Es fundamental que los estudiantes encuentren en sus centros educativos un ambiente en el que se sientan seguros para denunciar el acoso escolar, y que se les brinde un camino adecuado para hacerlo, sin temor a represalias. Los estudiantes deben ser alentados a tratar a sus compañeros de clase con respeto y empatía.
Si existe una sospecha de que un estudiante está siendo acosado debido a un cambio en su comportamiento se debe tomar en cuenta lo siguiente:
- Hablar con el estudiante: Es importante que los niños se sientan seguros y que sepan que pueden hablar sobre cualquier problema que tengan.
- No minimizar sus problemas: Si el estudiante manifiesta que está siendo acosado, se debe escuchar lo que tiene que contar y animarlo a denunciar.
- Enseñar resiliencia: La resiliencia es la capacidad de sobreponerse a situaciones adversas. Es indispensable enseñar a los estudiantes a afrontar el acoso con valentía y a no dejarse llevar por el miedo o la tristeza. Recordarles que ellos tienen el derecho de ser felices y de protegerse.
- Enseñar valores: La empatía, la generosidad y el respeto son valores que se deben cultivar en casa y promoverlos en los centros educativos. Se debe enseñar a los estudiantes a ponerse en el lugar de otras personas, a ser amables con los demás y a no juzgar a nadie por su apariencia o condición social.
- Buscar ayuda profesional: Los profesionales de la salud mental pueden asesorar a padres, maestros y estudiantes sobre qué hacer y cómo abordar la situación.
Finalmente es indispensable tener presente que la erradicación del acoso escolar dentro de las instituciones educativas es una responsabilidad de todos. No podemos normalizar ningún hecho de violencia por lo que es primordial el poder canalizar la ayuda sin guardar silencio y en el momento oportuno. Hay que mantenerse observantes y acompañar a los estudiantes en su proceso de formación integral.